Tecnosoles, una alternativa para la recuperación de suelos degradados

Cualquier suelo que contenga más de un 20% de materiales manipulados por el hombre tiene nombre propio, es un Tecnosol. La mayoría tienen propiedades nocivas, pero en algunos casos sirven para recuperar zonas dañadas por actividades como la minería, la industria o la urbanización.

tecnpsoles mina touro

Los avances de la edafología, ciencia que estudia la composición y comportamiento del suelo en su relación con las plantas y el entorno que le rodea, han permitido desarrollar los Tecnosoles a la carta,  un desarrollo científico que nació a comienzos de la década de los 90 con el objetivo de recuperar zonas gravemente contaminadas y que consiste en diseñar y fabricar suelos que, en un tiempo récord, logran cambiar todo un ecosistema.

Felipe Macías, catedrático emérito de Edafología en la Universidad de Santiago de Compostela y docente en Minería Circular, los define como la «mezcla sólida de materiales naturales o sintéticos, minerales u orgánicos que, colocada en superficie, permite la rápida integración de los componentes residuales antropogeomórficos en los ciclos biogeoquímicos así como el cumplimiento de las funciones ambientales y productivas del suelo, mejorando la situación ambiental precedente».

Los Tecnosoles tienen todas las características de los suelos, comos son el ser un medio con estructura microporosa de elevada superficie específica, compuesto por multitud de componentes de diferentes tamaños de partícula, orgánicos e inorgánicos entre los que destacan por su elevada reactividad (velocidad y capacidad) las nanopartículas orgánicas e inorgánicas, la disolución del suelo y los microrganismos. Estos son los que funcionan como un reactor multifuncional que controla todos los ciclos biogeoquímicos de todos los elementos y son los que pueden acelerar la respuesta cuando se utilizan mecanismos de cinética rápida, desde microsegundos a horas, días o meses. 

La experiencia con el uso de este tipo de sustratos para mejorar las condiciones de un suelo en sus propiedades físico–químicas, controlar procesos de degradación ambiental o incluso reconstruir paisajes dañados por la actividad minera es muy prometedora. Algunos de los ejemplos más claros son la rehabilitación de las minas de As Pontes y Touro en Galicia (España).

Una antigua mina de cobre en Touro, explotada durante 14 años (1974-1988) por la empresa RioTinto en España, es el lugar donde el equipo de Macías ha llevado a cabo más ensayos. Allí han desarrollado los tecnosoles más sorprendentes y han restaurado más de 400 hectáreas.

Inicialmente, los depósitos de relaves tenían en la disolución, un pH inferior a 3.0 y altos niveles de Al, sulfatos, Mn, etc., lo que hacía imposible el crecimiento vegetal y, por tanto, el desarrollo de la cadena trófica. La vida estaba reducida a la presencia de organismos extremófilos (arqueobacterias, bacterias y algas resistentes a las condiciones hiperácidas, hiperoxidantes e hiperconductoras existentes en esos medios). No había hierba alguna, ni insectos, ni anfibios, reptiles o aves. Cada litro de agua formado a partir de la interacción de la lluvia con los materiales de los relaves de la mina contaminaba de 1.000 a 10.000 litros de agua dulce de los cursos de agua del entorno minero, de los que desaparecieron todos los peces, anfibios e insectos acuáticos.

La aplicación de diferentes tecnosoles corrigió la situación, recuperándose la cadena trófica hasta los depredadores finales, la calidad de las aguas y las poblaciones acuáticas, y los suelos, aguas, ecosistemas y paisaje.

Tecnosoles y economía circular

La valorización de los residuos es la base de la economía circular. Como la generación de residuos es inevitable, debemos tratarlos como materiales reutilizables que, dependiendo de su tipo y su origen, se pueden usar como materia prima, energía limpia, aportación de nutrientes, o tratarlos de una manera técnica y devolverlos al mercado haciendo que sean económicamente interesantes.

Para fabricar Tecnosoles, además de rocas, sedimentos, biomasa y necromasa, materias primas, subproductos agrícolas e industriales y miroorganismos, se utilizan residuos. Esto permite disponer de un enorme arsenal de constituyentes con diferentes propiedades y capacidades.

Adecuadamente gestionados y fabricando, a partir de ellos, Tecnosoles, más o menos complejos, que pueden corregir procesos contaminantes por medio de sus características (ácido-base, poder reductor o complejante, propiedades de absorción superficial, capacidad de retención de agua…), al tiempo que originan un medio adecuado para el desarrollo de la actividad biológica que conduce a la formación de un nuevo suelo y sus principales funciones en el ambiente, de forma mucho más rápida que los procesos naturales.

La valorización biogeoquímica de algunos residuos orgánicos e inorgánicos no peligrosos y la aplicación de la Edafología permite obtener suelos que cumplen con las funciones productivas y ambientales de los suelos naturales. Además, eliminan o reducen significativamente efectos tóxicos y limitantes, al tiempo que evolucionan hacia los suelos naturales siguiendo los procesos de edafogénesis propios del entorno climático. Su uso plantea ventajas adicionales, ya que se utilizan materiales desechados y baratos, cuyo destino sería la producción de gases de efecto invernadero (CO2<, CH4, NOx), y la pérdida del valor de los elementos nutritivos que contienen como P, K, Mg, Ca, y S.

Conclusiones

1. Los tecnosoles son una buena técnica para la recuperación de suelos degradados.

  • Favorecen la reducción de los costes de gestión de residuos, minimizando gastos energéticos y de almacenamiento.
  • Producen un incremento del aprovechamiento de nutrientes existentes en estos residuos, incorporándolos a la cadena trófica.
  • No producen nuevos residuos como las otras técnicas de gestión de suelos.

2. La utilización de tecnosoles para la rehabilitación de zonas degradadas ha mostrado eficacia en suelos afectados por actividades mineras.

3. El estudio de los tecnosoles está en constante actualización y se han conseguido aplicar a la recuperación de otros recursos naturales como el agua (tratamiento de aguas residuales y sitemas acuáticos eutrofizados).

4. Su utilización abre posibilidades para estabilizar taludes, frenar la erosión y mejorar el paisaje. Es un campo donde queda mucho por descubrir.

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