En Piney Point, Florida, una balsa de fosfoyesos, procedente de una antigua planta de fertilizantes, podría causar inundaciones catastróficas y un daño ambiental significativo. Se están realizando operaciones de bombeo para reducir la presión en el dique de la balsa y evitar su colapso.

El riesgo de rotura de una balsa con residuos líquidos de una vieja planta de procesado de fosfatos mantiene en alerta a una zona de la costa oeste de Florida, donde se han ordenado evacuaciones y los accesos están cortados. Desde principios de abril el líquido desborda los límites de la balsa de retención lo que acerca más la posibilidad de un desastre ecológico. La balsa, que contiene en torno a tres mil millones de litros de líquido (3 hm3), tiene varias grietas laterales y filtraciones en su fondo.
Se están bombeando millones de galones de aguas residuales que contienen fósforo y nitrógeno desde el depósito con fugas hacia la Bahía de Tampa para evitar una brecha más grande que podría ocasionar la inundación del área circundante.
Tras la quiebra del propietario, la planta de fertilizantes de Piney Point se cerró en 2001. Sin embargo, los residuos de más de tres décadas de extracción de fosfatos siguen amontonados en el lugar, el equivalente medioambiental de una bomba de relojería.
La industria de fertilizantes que produce esos residuos los vierte en grandes balsas de cientos de hectáreas de superficie. Y esas balsas contienen cientos de millones de litros de aguas residuales contaminadas. Normalmente, se apilan cerca de zonas costeras en todo el mundo o incluso se vierten directamente al mar, amenazando el entorno adyacente, ya que se consideran un riesgo potencial importante para el medioambiente debido a las altas concentraciones de contaminantes y radionucleidos, así como otros muchos reactivos químicos peligrosos .
El centro de Florida es la capital mundial del fosfato, produce el 25% del fosfato utilizado en todo el mundo. Se calcula que 1.000 millones de toneladas de fosfoyesos se almacenan en unas dos docenas de balsas que salpican el paisaje de Florida, algunas de ellas de hasta 60 metros de altura. Y cada año se añaden a ellas unos 30 millones de toneladas más.
El mineral de fosfato extraído del suelo se trata para crear ácido fosfórico, un componente principal del fertilizante. Para conseguir el ácido fosfórico se ataca la roca con ácido sulfúrico al 70%, y se genera un residuo consituido fundamentalmente por sulfato cálcico hidratado que se denomina fosfoyeso. Por cada tonelada de ácido fosfórico producida, se generan de 4,5 a 5,5 toneladas de fosfoyesos por lo que se estima que la producción mundial de fosfoyesos es de unos 100 a 280 millones de toneladas al año.
La naturaleza y características del fosfoyeso están estrechamente influenciadas por la composición y calidad de la roca fosfórica, el proceso de fabricación empleado, el método de vertido usado, así como la edad, localización y profundidad del apilamiento.
La Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (US-EPA) ha clasificado el fosfoyeso como TENORM (Technollogically Enhanced Naturally Ocurring Radiactive Material), material radioactivo de origen natural cuyo procesamiento ha aumentado la concentración de los radionucleidos originales. Los niveles de radiación del fosfoyeso varían considerablemente de un apilamiento a otro y también según la zona dentro de un mismo apilamiento, debido a una serie de factores como son: concentración de radio en la roca fosfórica, existencia de cobertura vegetal, porosidad, contenido en humedad, presencia de agua estancada, temperatura, presión atmosférica, etc.
El caso de Huelva
La balsa contiene aguas subterráneas altamente contaminadas que fluyen lateralmente alcanzando el borde de la balsa y formando flujos llamados «salidas de bordes», que son fugas ácidas que contaminan continuamente el estuario hasta hoy en día. Otra fuente de contaminación es el agua almacenada en la superficie de la balsa, conocida como agua de proceso, que se usó para mezclar el fosfoyeso y transportarlo desde la industria hasta la balsa.