La minería de minerales fluviales es la minería que se produce dentro y alrededor de ríos y arroyos. Esta minería tiene una larga historia y muchos nombres, entre ellos minería aluvial, minería de placer y minería hidráulica. En la actualidad se usa muchas veces el nombre “minería de minerales fluviales“, o simplemente minería fluvial, para cualquier minería que tiene una conexión directa con un río. En ocasiones se produce directamente en los propios ríos, en otros casos se excavan riberas de ríos, llanuras aluviales y terrazas.

Time lapse que muestra el impacto de la minería aluvial en Myanmar (Birmania) de 1998 a 2022 a través de imágenes de satélite. GitHub de Evan Dethier.
Esta minería, que en muchos casos es artesanal, implica generalmente la eliminación de los sedimentos del fondo y las márgenes del río haciendo uso de bombas de succión hidráulicas a alta presión, lo que sumado a la deforestación asociada a la actividad, puede alterar la dinámica fluvial natural de los ríos.
En la mayoría de los casos, después de la excavación, se procesan los sedimentos para extraer oro u otros minerales preciosos utilizando diferentes métodos de separación, unos más grandes y otros más pequeños, pero casi todos basados en el mismo principio: la gravedad que separa el mineral del agua y los sedimentos. Es decir, el mismo método que en el siglo XIX.
El exceso de sedimentos y agua se descarga directamente en arroyos y ríos, ya sea durante la excavación o después de la separación. Esta entrada de sedimentos convierte a los ríos en turbios o directamente fangosos. El incremento de la carga de sedimentos produce también efectos ecológicos, ya que, entre otros efectos, disminuye la supervivencia de huevos y larvas de peces.
Los efectos de esta minería se agravan por los productos utilizados para procesar los minerales, como el mercurio que sigue utilizándose en la mineria artesanal de oro, que también desembocan en arroyos y ríos provocando una grave degradación ambiental en los ríos afectados, y que acarrean enormes riesgos para la salud y el medio ambiente.
La minería artesanal o informal, que, según la ONU, representa el 20% de la oferta mundial de oro y genera unos 30.000 millones de dólares anuales, queda fuera del ámbito de los marcos reguladores existentes.
Aunque en el año 2017 entró en vigor el Convenio de Minamata sobre el Mercurio, con el objetivo de regular la utilización del mercurio, su aplicación todavía no es general, sobre todo en las zonas rurales y los países en desarrollo, lo que produce que muchas actividades artesanales sean inseguras.
El caso de Madre de Dios
Otro estudio publicado en 2019 también por el mismo equipo en PNAS, Heightened levels and seasonal inversion of riverine suspended sediment in a tropical biodiversity hot spot due to artisanal gold mining, muestra los efectos de la extracción de oro en arroyos y ríos de Madre de Dios, una amplia región de la Amazonía peruana.
No solo por la deforestación y el aumento de las concentraciones de sedimentos en suspensión, sino porque “envevena la vida salvaje y las personas”. Según Miles Silman, coautor del estudio y presidente del Centro de Innovación Científica Amazónica (CINCIA) de la Universidad Wake Forest, “aunque la extracción de oro tiene mucho potencial para sacar a la gente de la pobreza, sobre todo en las remotas fronteras tropicales, la forma en que se hace ahora tiene un enorme coste social por la degradación medioambiental, la contaminación por mercurio y la corrupción y las redes criminales.”

Jason Houston (iLCP Redsecker Response Fund/CEES/CINCIA)
Los datos
El estudio ahora publicado recoge por primera vez un análisis exhaustivo de la minería fluvial en los trópicos entre 1984 y 2021. Basándose en información procedente de diferentes fuentes —informes de empresas mineras, imágenes por satélite de Landsat 5 y 7 de la NASA y el Servicio Geológico de Estados Unidos, datos de Sentinel-2 e imágenes aéreas de fuentes públicas— los investigadores cartografiaron las zonas mineras, la deforestación y el impacto de los sedimentos.
Además de la existencia de aproximadamente 400 distritos mineros en 49 países de los trópicos en Sudamérica, África, Asia y Oceanía, el informe refleja un importante repunte de la minería aluvial en el siglo XXI. De hecho, la actividad minera comenzó después del año 2000 en el 60% de los emplazamientos, y después de 2006 en el 46% después de 2006, coincidiendo con la crisis financiera mundial. Este aumento de la minería fluvial continuó incluso durante la pandemia.
Según Evan Dethier, profesor adjunto de la Universidad de Dartmouth y primer autor del estudio:”Durante cientos o quizás miles de años, se ha practicado la minería en los trópicos, pero nunca a una escala como la que hemos visto en las dos últimas décadas. La degradación de los ríos por la minería de oro y fluvial en todos los trópicos es una crisis mundial”.

Explotación artesanal en Madre de Dios. Fuente: Centro de Investiógacin Cieífntica Amazónica
Los yacimientos de oro son los más numerosos, ya que representan casi el 80% del total. El segundo mineral más extraido en los rios tropicales son los diamantes sobre todo en Angola, República Democrática del Congo y Camerún. Le siguen el níquel, sobre todo en el sudeste asiático, y el cobalto, el coltán, el wolframio y la tantalita, en la República Democrática del Congo.
Los investigadores evaluaron también la influencia de las operaciones mineras en la cantidad de sedimentos en suspensión en 173 ríos tropicales y encontraron que más de 35.000 kilómetros de ríos tropicales están afectados por la minería de oro y minerales en todo el mundo, lo que representa el 6% de su longitud total. En algunos países, como la Guayana Francesa (57%), Guyana (48%) y Costa de Marfil y Senegal (40%), más del 40% de los grandes ríos está afectado por la minería.
Estos ríos tropicales llegan a estar constantemente atascados de sedimentos o turbios. Dos tercios de los ríos estudiados superaban las directrices de turbidez para proteger a los peces, cuyas branquias pueden dañarse con los sedimentos, el 90% de los días del año.
¿La buena noticia?
Este estudio puede conducir a soluciones más efectivas ya que aumentará la conciencia sobre la escala global de los problemas creados por la minería en los ríos, y eso creará una mayor presión para remediarlos. Los coautores del estudio piden a los responsables políticos que colaboren con las partes interesadas para ayudar a mitigar el impacto ambiental y social que la minería está teniendo en los ríos tropicales.
Porque las actividades mineras pueden crear muchos puestos de trabajo que tienen el potencial de abrir posibilidades económicas, para beneficiar de manera directa e indirecta a las comunidades de todos los países. Sin embargo, estos beneficios económicos sólo se pueden aprovechar cuando el entorno social y político de las minas es el adecuado.
Un ejemplo puede ser el programa planetGOLD, dirigido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), pretende acabar con el rastro tóxico de la minería del oro a pequeña escala. Trabaja con gobiernos, el sector privado y comunidades mineras de todo el mundo para eliminar el mercurio de la minería artesanal y promover entornos de trabajo más seguros. Financiada por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, opera en el marco del Convenio de Minamata sobre el Mercurio.